La igualdad de género, el empoderamiento de las mujeres y la eliminación de la brecha salarial, Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la ONU


             La Agenda 2030 se propone alcanzar entre otros objetivos un trabajo decente para todas las mujeres y hombres, así como la igualdad de remuneración por un trabajo de igual valor. Entre sus metas para promover el crecimiento inclusivo y el trabajo decente se encuentra la protección de los derechos en el trabajo y las condiciones de trabajo seguras para todos los trabajadores.
Uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), concretamente el ODS nº 5, se centra en “lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”. Ello determina que dentro del objetivo de conseguir un trabajo decente se encuentra el de alcanzar la meta de lograr la igualdad.
Entre las concretas metas a la alcanzar se encuentran las de “poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y niñas del mundo” y “aprobar y fortalecer políticas acertadas y leyes aplicables para promover la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y las niñas a todos los niveles”.
Desde 2000, la igualdad de género ha sido un aspecto primordial sobre el que ha trabajado el Programa de las Naciones de la ONU (PNUD), formalizándose números proyectos y constatándose avances importantes como el hecho de que actualmente el porcentaje de mujeres que realizan labores remuneradas no agrícolas es del 41%, frente al 35% existente en 1990.
La igualdad en el empleo y la ocupación es un factor clave para conseguir el ODS nº 5.
No cabe duda de que el empleo es un elemento esencial para favorecer el empoderamiento de la mujer. De hecho, la eliminación de la discriminación en el empleo y la ocupación es uno de los principios y derechos fundamentales del Derecho del Trabajo, según la OIT. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible y, entre ellos el nº 5, que como hemos indicado se centra en lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas, seguirán la senda de los logros ya obtenidos para garantizar el fin de la discriminación a mujeres y niñas de todo el mundo.
La división desigual del trabajo no remunerado es uno de los obstáculos más complejos de salvar, según Naciones Unidas (junto a la violencia y la explotación sexual y la toma de decisiones en el ámbito público). Pero incluso en el ámbito del trabajo remunerado son muchos los problemas que deben resolverse, como la persistencia de las diferencias salariales entre mujeres y hombres, los temas relacionados con la maternidad y la paternidad y el equilibrio de responsabilidades en el orden familiar y laboral, el acoso sexual, etc.
En el ámbito del empleo y la ocupación, la protección el derecho a la igualdad comprende diversos ámbitos, cada uno de ellos con su propia problemática, que merecen ser debatidos a nivel internacional (ONU, OIT y UE) y nacional con el objetivo de aportar soluciones relevantes de futuro y no meras actuaciones parciales. El acceso a la formación y la orientación profesional, la admisión en el empleo y en las diferentes ocupaciones (admisión en el empleo asalariado y no asalariado, colocación, ingreso en la función pública), las condiciones de empleo (ascenso, seguridad en el empleo, igualdad de remuneración), son aspectos que actualmente siguen presentando problemas en la práctica en relación con las mujeres.
Especialmente significativo es el aumento de la brecha salarial, que ha sido el objeto del debate del Informe Mundial sobre Salarios 2018/2019 de la Organización Internacional del Trabajo (Agencia especializada de la ONU), titulado “Qué hay detrás de la brecha salarial de género”. La meta 8.5 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible es la de lograr, de aquí a 2030 la igualdad de remuneración por trabajo de igual valor (derecho ya reconocido a nivel europeo por la Directiva 2006/54/CE, de 5 de julio de 2006, relativa a la aplicación del principio de igualdad de oportunidades e igualdad de trato entre hombres y mujeres en asuntos de empleo y ocupación, pero que sigue siendo objeto de numerosas resoluciones del Tribunal de Justicia de la Unión Europea precisamente por la problemática aplicativa que conlleva)
El Informe Mundial sobre Salarios 2018/2019 de la OIT establece que según datos obtenidos de 73 países, que abarcan alrededor del 80% de los trabajadores del mundo, se constatada que a nivel mundial la brecha salarial de género se sitúa en torno al 16%. También analizar el Informe la diferencia salaria entre países de ingreso alto y bajo, llamando la atención que en los primeros se produce un agrandamiento de la brecha salarial de género a medida que nos acercamos a los niveles superiores de la distribución salarial, lo que no ocurre en países de ingreso bajo o medio, en los que la brecha salarial de género es mayor en los niveles inferiores de distribución salarial, que es justo en los que las mayor número de mujeres se emplean. No obstante, el Informe constata que existe un patrón común a todos los mercados del mundo: a medida que pasamos de los salarios por hora más bajos a los más altos, la proporción de mujeres disminuye, en algunos casos de manera acusada.
¿Tiene algo que ver los atributos y las características entre mujeres y hombres a la hora de explicar la brecha salarial existente entre ellos?; es decir, ¿cobran más los hombres que las mujeres por otros elementos diferenciadores que no sea el género, como la edad, la experiencia o la educación o por las características que definen los puestos ocupados por ellos (categoría profesional, horarios de trabajo, etc.) o por las del lugar en el que prestan servicios (sector industrial, ubicación geográfica, etc.)
Sorprendentemente, el informe revela que, aunque existen diferencia entre unos países y otros, por lo general, la educación y otros atributos del mercado de trabajo explican relativamente poco la magnitud de la brecha salarial de género en los distintos lugares de la distribución salarial.
¿Pero cómo puede ser?. Según demuestran los datos en los países de ingreso alto (como puede ser España) el nivel educativo de las mujeres es, en muchos casos, superior al de los hombres. Por lo tanto, un nivel de educación inferior no es explicación a la brecha salarial entre hombres y mujeres. De hecho, sigue indicando el informe, las mujeres en el empleo asalariado tienden a tener un nivel de educación más alto que el de los hombres con un mismo o similar grupo ocupacional. Entender qué hay detrás de la parte «no explicada» de la brecha salarial entre hombres y mujeres: la infravaloración del trabajo de las mujeres y la brecha salarial por maternidad.  
Parte de la respuesta está relacionada con la menor remuneración a las mujeres por trabajo de igual valor. Si bien no es la respuesta en su totalidad, el informe examina las categorías ocupacionales y muestra que, en muchos países, las mujeres tienen un nivel de educación superior que los hombres que ostentan las mismas categorías ocupacionales, aunque cobran salarios inferiores. Esta realidad ilustra el hecho de que las mujeres suelen obtener un rendimiento salarial menor de su educación que los hombres, aunque tengan la misma categoría ocupacional. Otra parte de la respuesta guarda relación con la infravaloración del trabajo de las mujeres en ocupaciones y empresas altamente feminizadas. El informe muestra que, en una selección de países, los salarios de las mujeres y los hombres que tienen un nivel de educación similar tienden a ser menores en las ocupaciones altamente feminizadas que en otras ocupaciones. Otros análisis llevados a cabo –con datos europeos de la Encuesta de Estructura de los Salarios (SES)– también revelan que los salarios tienden a ser más bajos en las empresas que están muy feminizadas que en las empresas que no lo están pero que guardan similitudes en cuanto a número de trabajadores, sector económico, propiedad y tipo de convenio colectivo en vigor. Por último, el informe también examina la «brecha salarial por maternidad», definida como la brecha salarial entre mujeres con hijos y mujeres sin hijos. El informe calcula que la brecha salarial por maternidad oscila entre el 1 por ciento o menos en el Canadá, Mongolia o Sudáfrica y el 30 por ciento en Turquía. El hecho de que las mujeres con hijos cobren salarios inferiores puede estar relacionado con multitud de factores, incluidas las interrupciones o reducción del tiempo de trabajo, el empleo en puestos de trabajo más fáciles de conciliar con la vida familiar, que están peor pagados, o las decisiones de contratación o promoción estereotipadas que penalizan las carreras de las mujeres con hijos.
¿Qué puede hacerse entonces para reducir de forma progresiva la brecha salarial entre mujeres y hombres en el mundo (y también en España claro está)?. Según la ONU, la respuesta depende de cada país, dado que los factores que explican la brecha salarial entre hombres y mujeres varían de un país a otro. No obstante, se aportan varias ideas:
1.     Obtener datos más fiables. Una opción viable sería revisar y modificar las estadísticas existentes introduciendo, por ejemplo, módulos relacionados específicamente con las brechas salariales de género en las encuestas transversales
2.     No limitarse a adoptar medidas simplistas para abordar la brecha salarial de género. recomienda ir más allá de utilizar medidas sumatorias y pasar a examinar en más detalle las respectivas estructuras salariales de los hombres y las mujeres, analizar las brechas salariales de género en subgrupos más homogéneos de asalariados y calcular las brechas salariales de género ponderadas por factores que controlan algunos de los principales efectos de composición.
3.     Averiguar dónde es mayor la brecha salarial de género en la distribución salarial y revisar la eficacia de las instituciones del mercado de trabajo existentes.
4.      Abordar la parte «explicada» de la brecha salarial de género a través de la educación, el cambio de los estereotipos y la lucha contra los prejuicios de los empleadores en las decisiones relacionadas con la contratación y la promoción, entre otras acciones.
5.     Abordar la parte «no explicada» de la brecha salarial de género. El informe considera que, en muchos países, la mayor parte de la brecha salarial entre hombres y mujeres no se explica por las diferencias en los atributos y las características de las mujeres y de los hombres. Es por ello por lo que un número cada vez mayor de países está centrando su atención en la legislación nacional que prohíbe la discriminación salarial contra las mujeres, así como en medidas que promueven la igualdad de remuneración entre ambos sexos.
Como puede comprobarse queda aún mucho camino por recorrer para lograr la igualdad en materia retributiva entre mujeres y hombres. La ONU ya ha puesto en m marcha a nivel global un conjunto de iniciativas, dentro el Plan Estratégico del PNUD (2018-2021), una de las cuales se dedica en exclusiva a la Igualdad de Género.
Nos parece particularmente interesante la última de las acciones, por que puede resultar de utilidad en España dado que ha institucionalizado un “Sello de Igualdad de Género para instituciones públicas y privadas”. A través el Programa se brinda a los asociados del gobierno herramientas, asesoría y criterios de evaluación específicos para garantizar la implementación de medidas tendentes a construir un lugar de trabajo más eficiente y equitativo, contribuyendo así al fomento de la igualdad de género y al logro de los ODS (inicialmente pensado para empresas de América Latina, pero se está implantado en otros países).
La áreas clave de certificación del Sello de Igualdad de Género, que puede ser solicitado por las empresas Españolas dentro de las medidas de responsabilidad social corporativa, por ejemplo, son: eliminar las diferencias salariales hombres y mujeres, incrementar el número de mujeres en posiciones de toma de decisiones, favorecer la conciliación entre la vida y el trabajo, incrementar la participación de mujeres en empleo no tradicionales (sectores en los que  la mujer está subrepresentada, por ejemplo), erradicar el acoso sexual en los ambientes laborales y utilizar un lenguaje no sexista.
En España existe una certificación muy similar, concedido por el Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad, y que bajo la denominación de distintivo “Igualdad en la Empresa” trata de ser una marca de excelencia para las empresas y otras entidades que destaquen en el desarrollo de políticas de igualdad entre mujeres y hombres en el ámbito laboral, mediante la implantación de planes y medias de igualdad.
En definitiva, grandes ideas para avanzar en la igualdad salarial entre mujeres y hombres; esperemos que haya voluntad política y económica para llevarlos a la práctica.

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